Es esta la segunda versión de la exposición el Arte y el sistema del Arte. En esta ocasión una vez desmontado el acto dedicado al Sistema del Arte y aún estando instalado y expuesto en una parte de la Sala Sur del museo el Acto dedicado al Arte, hemos decidido armar una nueva exposición complementaria de la Colección con lo que los casi mil quinientos metros cuadrados de la Sala Sur quedan dedicados a la Colección de ARTIUM.
Pero enseguida nos encontramos con la tesitura de ¿a qué dedicaríamos este nuevo capítulo?
Si el primero lo construimos con algunas de las obras más icónicas, mostradas en exposiciones propias y solicitadas en préstamo por otros centros, en un afán de recordarlas y mostrarlas al público en una sola muestra y así expresar la calidad y la importancia que muchas de estas piezas tienen en la propia historia del arte de nuestros entornos, esta segunda muestra ¿debería completarse con otras obras bajo esos mismos parámetros o intentamos un nuevo proyecto que enriquezca el debate, la reflexión sobre la práctica museística en estos tiempos de búsqueda de nuevos modelos patrimoniales?
Desde luego la Colección que conserva Artium es lo suficientemente vasta y de calidad como para afrontar ambas opciones y otras que puedan surgir.
No podemos olvidar que las primeras adquisiciones para la Colección de arte contemporáneo de la Diputación Foral de Álava comenzaron a mediados de los años setenta del pasado siglo; sus obras son testigos del tiempo en el que se ejecutaron y sus características corresponden al mismo que vivieron sus autores. Exactamente como ahora. El Museo de Bellas Artes de Álava, sede original de la colección, y desde hace quince años Artium, han tenido la suerte, que se refleja en su cuerpo de colección, de vivir intensamente cada día, cada presente, adquiriendo curso tras curso las obras que consideramos esenciales para mostrar un devenir necesario e iluminar una época. Ha sido un trabajo constante sólo interrumpido unos años en el inicio de la década de los años ochenta a causa de las tensiones sociales, institucionales y económicas de la transición política y los últimos por culpa de la devastación que la actual crisis ha producido. Esto ha creado una impronta en la colección y una necesidad de cubrir estos huecos vacíos, lo que vamos haciendo en la medida de nuestras posibilidades.
Así que parados frente a la muestra El Arte, concebimos ARTres. Comprobamos que esa mirada que hicimos en 2017, aún expuesta, correspondía a un modo de hacer, de coleccionar y de mostrar perteneciente al siglo pasado, y que debíamos preguntarnos qué es lo ocurrido desde entonces hasta ahora.
No ha pasado tanto tiempo pero hoy en día nos encontramos en el centro de una brecha, un debate que debe afectar y transformar esa visión. Desde luego, no sólo de las muestras y exposiciones que han de ser muchas veces cuestionadas, sino de la propia institución museo. Hemos de abrir las ventanas y dejar que entre la luz, hemos de construir puentes de doble dirección entre la institución y los públicos, hemos de pensar los otros patrimonios que las novísimas tecnologías han diseñado y crear nuevos protocolos de conservación que las infinitas posibilidades de reproducibilidad contemplen y no dedicarse a aplicar obsoletas normas. En fin, hay mucho trabajo por hacer.
Así, que en medio de estas reflexiones vimos la oportunidad de aplicar a una nueva muestra algunas de ellas. Condición previa: la exposición debía estar integrada en buena medida por obras de reciente adquisición; obras que demostrasen que el Museo, incluso en el vacío lustro de la crisis, ha mantenido su atención puesta en los movimientos del arte actual, especialmente en el contexto vasco.
Y así, asumida nuestra naturaleza, nuestra marca de vivir y asumir cada día los desafíos del presente para configurar el futuro, extrajimos una primera conclusión, tan obvia como difícil de percibir: pase lo que pase, haya ocurrido lo que haya ocurrido, el artista, hombre o mujer, no puede apartarse de tres líneas de discurso: los adentros o introspecciones, los afueras o inspecciones y los artefactos o el arte mismo. Las tres mezcladas o por separado, preponderante una sobre las otras o a partes iguales, en ellas se contempla todo, la mismidad y el ser, el mundo, el paisaje, las políticas, el conflicto, las fuentes de la creatividad, el gusto, la estética o la crítica. Nadie puede escapar a ello y este es un buen método para conocer y pensar sobre la obra de arte.
La segunda conclusión es tan evidente como vivir cada día. Habitamos tiempos convulsos en los que nos enfrentamos a la necesidad de ir conquistando primero y normalizando después, los espacios sociales que siempre se ha negado a la mujer; y el arte es uno de los más clamorosos a causa de los lamentables prejuicios cualitativos que se han ido instalando, gracias a reflexiones venenosas que consideraban a la mujer atada a ideas determinadas del arte contemporáneo. Todo ello, además de otras cuestiones, ha impedido la igualdad cuantitativa en la cultura y el arte.
En ARTres nos hemos propuesto mostrar cómo tanto hombres como mujeres utilizan los mismos caminos para expresar sus intereses. Los adentros, los afueras y los artefactos físicos y mentales conviven en las dos exposiciones de la Colección. Pero en ARTres hemos forzado las tendencias como autocrítica, para mostrar –con una mayor presencia de artistas mujeres que de hombres- un espacio conquistado y así proponer El museo como deba ser, sin remedio.
Daniel Castillejo, comisario
Folleto de ARTres (pdf) Lista de obras Programa de inauguración
ARTres. El museo como deba ser
Colección Artium (Proyecto El Arte y el Sistema (del arte))
Comisario: Daniel Castillejo
Artistas: Ángeles Agrela, Elena Aitzkoa, Juncal Ballestín, Zigor Barayazarra, Cabello/Carceller, June Crespo, María Luisa Fernández, Miriam Isasi, Iratxe Jaio & Klaas van Gorkum, Concha Jerez, Aníbal López, Liliana Porter, Mabi Revuelta, María Ribot, Ixone Sádaba, Montserrat Soto, Eulalia Valldosera