Ambientada en el París de principios del siglo XVII, La obra maestra desconocida es un relato en el que, sin embargo, Balzac aborda temas de naturaleza artística contemporáneos a él y que, en buena medida, siguen vigentes hoy en día. Esto es debido a que Balzac trata ciertos asuntos propios de la naturaleza humana, que antes ya habían sido descritos como mitos (Prometeo, Pigmalión.), tales como la ansiedad, la emulación divina, la posesión, la potencia de la mente y la debilidad de las fuerzas humanas.
El resultado del trabajo de Frenhofer es una obra maestra, cuando menos, del exceso, pero del exceso de trabajo, una obra tan desmesuradamente trabajada que resulta indescifrable; una obra, en fin, que ya ha atravesado por completo el espejo de lo real, de lo exterior, para devenir una pura fantasía interior. Esta pérdida del sentido de lo real, ¿es la amenaza que asedia específicamente al creador, que no puede evitar extraviarse dentro de sí, perdido o despistado en los intrincados laberintos del yo? Atrapado por su destructivo sueño, Frenhofer, sin darse cuenta, había ido aniquilando lo que él mismo había creado, no restando al final, como él mismo patéticamente reconoce, nada.
A pesar de ello, algunos artistas de la segunda mitad del siglo XX realizaron un tipo de pintura que se asemejaba a la negativa descripción (no-pintura) que Balzac hizo de la obra de Frenhofer. A partir de Kandinsky, buena parte de los expresionistas abstractos (Rothko, De Kooning, Krasner.), informalistas de diversa índole (Jorn, Saura, Forg.), abstractos de nuevo cuño (Scully, Polke,.) y desfigurativos varios (Basquiat, Marcaccio.) convirtieron en 'arte' lo que hasta entonces sólo podía ser concebido como 'locura'.
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